Murió Vera Jarach, un símbolo de las Madres de Plaza de Mayo y sobreviviente de la Italia fascista

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Vera Jarach ajusta su pañuelo durante la movilización por el 48° aniversario del 24 de marzo de 1976 (REUTERS/Matias Baglietto)

“Me llamo Vera Vigevani de Jarach, soy italiana nacida en Milán. Vine a la Argentina en 1939 después de las leyes raciales de Mussolini. Yo soy judía-italiana. Una pequeña cantidad de judíos-italianos se refugió en la Argentina”.

Así se presentaba la periodista Vera Jarach, una de las principales referentes e integrantes de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Falleció a los 97 años, después de una activa militancia en el movimiento de derechos humanos y por el reclamo de justicia de su única hija, Franca Jarach, desaparecida por la dictadura cívico-militar de 1976.

El homenaje de despedida será este viernes de 17 a 20 en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y el sábado de 8 a 11. El cortejo partirá luego rumbo al cementerio de la Chacarita.

Jarach nació el 5 de marzo de 1928 en el norte de Italia y viajó a Argentina en el barco Augustus, escapando del avance del antisemitismo europeo, inspirado en la Alemania nazi de Adolf Hitler. Llegó al país en 1939 junto a su familia, huyendo de las leyes raciales impuestas por el régimen fascista en Italia del entonces dictador Benito Mussolini. Eran una serie de decretos que perseguían y discriminaban a los italianos de ascendencia judía.

La tragedia la encontró en varias oportunidades. Perdió a su abuelo en el campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. Durante su juventud, conoció a Jorge Jarach, ingeniero italiano con quien se casó y tuvo una hija, Franca. El 25 de junio de 1976, durante los años del terrorismo de Estado, la joven estudiante y militante política del Colegio Nacional Buenos Aires (CNBA) fue secuestrada a los 18 años.

La familia recibió una llamada de Franca, en la que avisó que se encontraba bien y recluida en la Superintendencia de Seguridad Federal. Sin embargo, se supo luego que había sido trasladada a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Fue una de las víctimas de los llamados “vuelos de la muerte”, tras la recopilación de testimonios de testigos en el cautiverio. Su padre Jorge murió antes de conocer ese final.

“Así que yo de golpe tuve algunos datos y fue buenísimo poder contar con ellos porque la incertidumbre, no saber, es lo peor. Supe que duró muy poco en ese lugar, duró menos de un mes. Cuando terminó el secundario, una de las actividades que realizaba era ir una vez por semana a un taller gráfico donde aprendía. Creemos que la secuestran en un café que se llama Exedra, en Córdoba y Carlos Pellegrini”, reconstruye Vera, en uno de sus conocidos relatos.

Y continúa: “Ella llama por teléfono a su novio diciendo que había perdido su cartera y sus documentos y que va a procurar encontrarlos, esto es lo último que aparece antes del secuestro. Lo que supimos después es que el 25 de junio y en los días cercanos, fue secuestrado un grupo de cinco personas que compartían con Franca la pertenencia a un pequeño grupo sindical de gráficos”.

A raíz de la desaparición de su hija, Jarach se incorporó en 1977 a las Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora. También integró la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina, el directorio del Espacio Memoria y Derechos Humanos – exESMA. Entre sus iniciativas se incluye la creación del Parque de la Memoria, en la costanera norte de la Ciudad de Buenos Aires, monumento dedicado a recordar a las víctimas del terrorismo de Estado.

En estos espacios, impulsó homenajes y acciones para mantener viva la memoria de las víctimas de la dictadura militar y fortalecer la educación en derechos humanos.

Jarach realizó sus estudios primarios en una escuela italiana de Buenos Aires y, pese a las restricciones de género impuestas en la época, continuó su formación en un liceo para señoritas. Más adelante, trabajó como periodista en la agencia de noticias italiana ANSA.

Vera Jarach, durante una ceremonia de entrega de legajos de estudiantes desaparecidos en dictadura durante 2018, junto al entonces rector de la UBA, Alberto Barbieri

Es coautora, entre otros, de varios libros sobre la historia reciente y la persecución totalitaria. Entre ellos, “Tantas voces una historia, judíos italianos en la Argentina 1938-1945″ y “Il silenzio infranto”, dedicado a los ítalo-argentinos durante la dictadura militar. Además, publicó el libro “Los chicos del exilio”.

En 2023, Jarach obtuvo la doble nacionalidad argentina e italiana, un deseo personal que fue concretado gracias a gestiones del abogado y referente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Eduardo Tavani. En sus últimos años, y como otras referentes de familiares de detenidos-desaparecidos, continuó participando activamente en actividades, charlas y documentales dedicados a la memoria. Sostuvo una activa vida política.

Sus compañeras y compañeros en el movimiento de derechos humanos difundieron un mensaje de despedida firmado por Taty Almeida, presidenta de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, destacando la integridad, cultura y perseverancia que caracterizaban a Jarach. Su frase “Nunca más el Silencio” quedó asociada como consigna y legado en la defensa de los derechos humanos.

El posteo de Cristina Kirchner

Dirigentes políticos, agrupaciones y activistas de movimientos sociales recordaron a Vera en las redes sociales. La expresidenta Cristina Kirchner también compartió un mensaje. “Esta es la última foto que tenemos con Vera. Me vino a visitar a San José 1111 pocos días después de la condena de la proscripción”, expresó Fernández de Kirchner, desde su cuenta en X. En la imagen, se ve a las dos mujeres riéndose, y en una conversación animada.

Nunca dejó de luchar y de sonreír: ejemplo de resiliencia y memoria. Te vamos a extrañar”, concluyó CFK.

“Mi testimonio es como un mensaje que puede dar una abuela: Sigan siempre adelante. Sueñen, porque no es malo soñar. Proyecten, porque es bueno proyectar. Únanse, porque es bueno estar unidos en todas las cosas. La amistad es uno de los dones más grandes de nuestra vida, la otra es la libertad y la otra es la solidaridad. Todas estas cosas juntas pueden hacer que una vida tenga un largo desarrollo, tenga verdaderamente un sentido”, recomendaba Jarach.

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