Los dos sectores sindicales en pugna buscan a Hugo Moyano para sumarlo como aliado y ganar la pelea por la nueva CGT

0
5

Hugo Moyano, el más buscado para resolver la pelea en la CGT

Hugo Moyano se convirtió en una suerte de árbitro de la pelea que se desató para conformar la nueva CGT. Esta semana, dirigentes de los dos sectores en que los quedó dividido el gremialismo se reunirán con el líder del Sindicato de Camioneros para buscar su apoyo y así sumar un aliado de peso que defina la dura interna.

Por un lado, la flamante corriente que promueve la llegada al triunvirato cegetista de Cristian Jerónimo (empleados del vidrio), liderada por Gerardo Martínez (UOCRA) y Andrés Rodríguez (UPCN), quiere convencer a Moyano de respaldarla durante un encuentro que tendría lugar este miércoles. Por otro lado, esta misma semana se produciría el contacto con la alianza de “los Gordos” y el barrionuevismo, que objeta a Jerónimo.

Moyano conduce un gremio de 190 mil afiliados, que aporta un número significativo de delegados al congreso de la CGT y su apoyo a cualquiera de las dos fracciones en pugna podría definir la encerrona en la quedó atrapado el sindicalismo, que corre un riesgo serio de fracturarse.

Cristian Jerónimo, en un encuentro con Juan Pablo Brey, Juan Murúa y Pablo Flores, entre otros

Curiosamente, cada sector interno de la CGT da por seguro que conseguirá el apoyo del líder de Camioneros, que, hasta ahora, sólo impulsa la continuidad de Octavio Argüello, dirigente de confianza de su gremio, en el triunvirato que será elegido en el congreso cegetista del 5 de noviembre, en el estadio de Obras Sanitarias.

La disputa interna alcanzó un punto de tensión inédito y en el centro de la controversia se encuentra Cristian Jerónimo, cuyo posible ingreso al triunvirato cegetista desató enfrentamientos abiertos entre líderes históricos.

El episodio más ilustrativo de esta crisis se produjo durante una reunión celebrada el miércoles pasado en la sede de UPCN, donde 7 referentes de la CGT debatieron acaloradamente el futuro de la central. Allí, Héctor Daer (Sanidad) y Gerardo Martínez (UOCRA), hasta hace poco aliados, protagonizaron una discusión a los gritos que evidenció la ruptura de la alianza mayoritaria que había sostenido la conducción sindical durante décadas.

Armando Cavalieri y Héctor Daer

El detonante fue la campaña impulsada por Martínez y Andrés Rodríguez (UPCN) para posicionar a Jerónimo como representante de la renovación generacional en la cúpula de la CGT. Frente a esta iniciativa, un grupo opositor consolidó su rechazo en una reunión que se hizo al día siguiente en Sanidad. Este bloque, integrado por los denominados “Gordos” —Daer y Armando Cavalieri (Comercio)—, junto a Rodolfo Daer (Alimentación), Luis Barrionuevo (gastronómicos) y Roberto Fernández (UTA), cuestiona la candidatura de Jerónimo por considerar que proviene de un “sindicato chico” con apenas 16.000 afiliados y por su pasado cercano a Pablo Moyano. Además, le hacen acusaciones personales y ajenas al ámbito sindical, aunque sin pruebas concretas.

En el trasfondo de la disputa, los detractores de Jerónimo sospechan que su eventual ascenso respondería a una estrategia de Gerardo Martínez para imprimir un perfil dialoguista a la nueva CGT, alineado con el Gobierno y el empresariado. No obstante, el grupo que respalda a Jerónimo incluye también a dirigentes del ala dura como Juan Pablo Brey (aeronavegantes).

La rivalidad entre Daer y Martínez se profundizó en los últimos seis meses, con posturas cada vez más opuestas respecto al gobierno de Javier Milei. Mientras Daer, tras haber integrado el sector más negociador, endureció su posición, Martínez se muestra proclive al diálogo y representa a la CGT en el Consejo de Mayo. Para Daer y sus aliados, el verdadero problema no es Jerónimo en sí, sino la posibilidad de que la CGT quede bajo la influencia de Martínez y, por extensión, del oficialismo, hipótesis que los adversarios de Daer rechazan de plano.

Gustavo Vila, Luis Barrionuevo y Daniel Vila, del Sindicato de Carga y Descarga

Desde el sector que impulsa a Jerónimo, sostienen que Daer busca obstaculizar la elección de la nueva central obrera para presentarse como garante de la unidad y continuar como único titular de la CGT, una versión que el entorno del dirigente de Sanidad niega.

Lo cierto es que los líderes con mayor peso en la central no parecen dispuestos a ceder protagonismo en la nueva etapa que se abrirá tras el congreso. Ambos bloques acumulan años de control sobre la política cegetista y buscan asegurar que la estrategia futura de la CGT responda a sus propios objetivos políticos.

En este contexto, Héctor Daer se muestra alineado con el proyecto político de Axel Kicillof y aspira a que la CGT evite acuerdos con la Casa Rosada, en sintonía con el objetivo del peronismo de recuperar el poder en 2027.

La CGT afronta un duro conflicto para definir su nueva conducción

Por su parte, Gerardo Martínez se distancia del gobernador bonaerense y defiende el diálogo tripartito con el Gobierno y los empresarios como vía para consensuar soluciones, postura que lo llevó a promover a Jerónimo junto a Rodríguez y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), referentes del sector independiente.

Mientras tanto, los “Gordos” y el sector barrionuevista proponen a Jorge Sola (Seguros), actual secretario de la CGT, como alternativa para el triunvirato, destacando su reciente protagonismo en el acto del 17 de octubre.

Este grupo también consideró otros nombres, como Maia Volcovinsky (Judiciales) y Gustavo Vila, hijo del titular del Sindicato de Carga y Descarga, para conformar una conducción colegiada sin Jerónimo. Incluso se barajó la candidatura de Héctor Morcillo (Federación de Trabajadores de la Alimentación) para enfrentar al Gobierno con el protagonismo de un sector industrial en crisis, aunque la propuesta no prosperó.

Gerardo Martínez y Cristian Jerónimo, con la directora del FMI, Kristalina Georgieva

El respaldo a Jerónimo se fortaleció con la adhesión de sindicatos medianos y pequeños, y recientemente con el apoyo de José Voytenco (UATRE), líder de una de las organizaciones más numerosas. No obstante, los opositores minimizan la importancia de estos respaldos, argumentando que “algunos de esos gremios no tienen delegados al congreso de la CGT o no podrían participar porque no pagan las cuotas”, y aseguran contar con 800 de los 1.300 congresales, lo que les permitiría imponer sus decisiones. “Somos los accionistas mayoritarios”, se jactó uno de los referentes de este sector. Sus rivales aseguran que no llegan ni a la mitad de esos congresales y que se exponen a una derrota si llega a votarse.

Justamente, la tensión escaló cuando Andrés Rodríguez desafió a Daer a competir en una votación en el congreso: “Bueno, presenten una lista y compitamos para ver quién gana una votación en el congreso”, fue la propuesta lanzada antes del tenso encuentro en UPCN.

A pesar de la gravedad de las disputas y la ruptura de relaciones personales de larga data, la mayoría de los actores descarta una fractura formal. “Hay tiempo para arreglar hasta la mañana del mismo día del congreso de la CGT”, advirtió un dirigente con amplia experiencia en negociaciones internas. Sin embargo, el escenario de división se ha consolidado, con diferencias irreconciliables sobre los nombres que deben liderar la central y la estrategia a seguir frente al Gobierno. Ahora, Moyano se presenta como una llave para llegar a la solución de un conflicto que tiene aires de ruptura.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí