Florencio Randazzo: “Somos la única fuerza con gente que tiene sentido común y no quiere destruir a nadie”

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La experiencia personal de Randazzo en la gestión pública es uno de los pilares de su discurso

Florencio Randazzo, candidato a diputado nacional por Provincias Unidas, se presenta como referente de una alternativa política que busca superar la polarización política en Argentina. En el marco de la campaña electoral previa a los comicios del 26 de octubre, Randazzo sostiene que su espacio representa “la única fuerza nueva que va a tener un bloque en el Congreso con gente que tiene sentido común y no quiere destruir a nadie, sino construir un país en el que las cosas funcionen bien”. Su propuesta central se basa en la construcción de un Estado inteligente, capaz de gestionar con eficiencia y establecer prioridades claras en áreas clave como educación, salud, seguridad, justicia e infraestructura.

Desde Provincias Unidas, una coalición que agrupa a siete gobernadores, dirigentes de diversos orígenes partidarios —entre ellos Margarita Stolbizer, Emilio Monzó, Maxi Pullaro y el rector de la Universidad de Mar del Plata, Alfredo Lazzeretti—, Randazzo impulsa una visión federal y de diálogo. El exministro del Interior y Transporte subraya la importancia de la gestión pública como herramienta transformadora y rechaza tanto el exceso de burocracia estatal como la ausencia del Estado en cuestiones esenciales. “No creemos en el Estado que mide su peso por la cantidad de empleados o regulaciones, ni en un Estado ausente que deja que las desigualdades se profundicen. Queremos un Estado inteligente, que fije prioridades claras”, afirma.

Entre las propuestas concretas, Randazzo destaca la necesidad de bajar la inflación sin afectar el poder adquisitivo de la población, eliminar las retenciones al campo de manera permanente y no solo por motivos electorales, y dejar de castigar a quienes producen para, en cambio, fomentar la generación de empleo. Además, plantea la realización de grandes obras de infraestructura —como ferrocarriles, puertos y rutas— para mejorar la competitividad y el empleo, recordando su experiencia en la modernización del sistema ferroviario, el DNI, el pasaporte y la tarjeta SUBE durante su gestión en Transporte. Según su visión, “el Estado puede ser más eficiente que los privados si escucha y gestiona con sentido común”.

Randazzo dirige críticas al sistema de polarización política que, a su juicio, ha causado un daño profundo al país. Señala que el enfrentamiento binario entre kirchnerismo, macrismo y, más recientemente, mileísmo, ha impedido la construcción de consensos y soluciones reales. “El sistema de polarización binario ha hecho un daño tremendo a la Argentina. Hay que terminar con los relatos y mirar los datos. ‘Dato mata relato’”, sostiene. En su análisis, el kirchnerismo dejó un 52% de pobreza y un Estado ausente en lo esencial, mientras que el actual gobierno, en su opinión, “directamente no cree en el Estado”.

En cuanto a la situación económica, el candidato de Provincias Unidas advierte sobre la falta de un plan productivo y de desarrollo, la ausencia de políticas para el trabajo y el impacto negativo de un tipo de cambio que, según él, perjudica las exportaciones y destruye la industria local. Critica la estrategia de reducir la inflación excluyendo a la gente del sistema y cuestiona la reciente transferencia de USD 1.600 millones a grandes exportadores, mientras se recortan fondos para universidades, hospitales y jubilados. Randazzo insiste en que “no hay plan exitoso con la gente afuera” y que la Argentina necesita una política fiscal coherente, incentivos a la exportación y generación de empleo.

Rechaza la resignación y el ajuste, y reafirma su apuesta por la gestión y los resultados concretos

La experiencia personal de Randazzo en la gestión pública es uno de los pilares de su discurso. Reivindica su paso por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner, aunque marca distancia respecto a la evolución del kirchnerismo, al que acusa de haberse transformado en un grupo de fundamentalistas y de no haber promovido un recambio generacional. “Mi capital político es la gestión. Todo lo que estuvo bajo mi responsabilidad lo transformé. Otros se dedicaron a construir poder personal”, afirma.

El dirigente también dirige sus críticas a la gestión provincial de Axel Kicillof, señalando el deterioro en seguridad, educación y salud en la provincia de Buenos Aires. Considera que la excusa de los problemas históricos es insostenible y sostiene que quienes no estén capacitados para gobernar no deberían presentarse. Además, destaca el valor de la palabra y la coherencia, recordando que cumplió su promesa de no postularse a gobernador si no era candidato a presidente.

Randazzo no omite su opinión sobre Javier Milei, a quien describe como un dirigente surgido del hartazgo social, pero sin experiencia, equipo ni sensibilidad. Considera que la gente votó “bronca” y que el actual gobierno carece de un plan productivo y de desarrollo, lo que, en su visión, agrava la crisis.

En su reflexión sobre la política argentina, Randazzo lamenta la pérdida de la vocación de servicio y denuncia que la actividad se ha convertido en un “club de oportunistas que buscan cargos”, lo que genera indignación social. Advierte sobre el papel negativo de las redes sociales, que, lejos de democratizar la información, contribuyen a la desinformación y la descalificación.

De cara a las próximas elecciones, Randazzo expresa optimismo respecto a la posibilidad de que el electorado opte por una alternativa distinta, facilitada por la boleta única. Rechaza la resignación y el ajuste, y reafirma su apuesta por la gestión y los resultados concretos.

Para Randazzo, el futuro de Argentina dependerá de la capacidad de establecer prioridades claras y de contar con una dirigencia comprometida con el interés colectivo.

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