El otro desafío clave de Schiaretti: que el PJ cordobés vuelva a ganar las elecciones de medio término

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Schiaretti afronta el desafío de romper la lógica perdedora del peronismo cordobés en las elecciones legislativas de medio término

Juan Schiaretti tiene múltiples desafíos este 26 de octubre, cuando se lleven a cabo las elecciones legislativas. Pero hay uno en especial que es clave para el futuro de Provincias Unidas, la fuerza nacional que creó junto a seis gobernadores y por la que va a competir como candidato a diputado nacional por Córdoba. El “Gringo” tiene que romper la lógica perdedora del peronismo cordobés en las elecciones de medio término.

La última elección legislativa que el gobierno peronista ganó en Córdoba fue en el 2013. Ese triunfo llevó la firma de Schiaretti, que fue candidato a diputado nacional. Le ganó a Oscar Aguad, de la UCR, que quedó en el segundo escalón y a Carolina Scotto, del Frente para la Victoria, que obtuvo el tercer lugar. Doce años después, el ex gobernador intentará quebrar la seguidilla de derrotas en los comicios de medio término.

En el 2021 Alejandra Vigo y Natalia de la Sota perdieron contra Luis Juez y Rodrigo De Loredo. En el 2017 Martín Llaryora fue derrotado por más de 20 puntos ante Héctor Baldassi, representante de Cambiemos en esos comicios. En el 2009 Eduardo Mondino perdió ante Luis Juez, que se quedó con el primer lugar, y Ramón Mestre, que obtuvo el segundo puesto.

En el 2005, cuando José Manuel de la Sota cursaba su segundo mandato como gobernador, el PJ obtuvo un triunfo. Pero en ese momento el peronismo cordobés estaba alineado al gobierno nacional de Néstor Kirchner. En el 2007 desembarcó Schiaretti en la gobernación y en el 2008 se rompieron las relaciones con la familia presidencial en el medio del conflicto con el campo por la resolución 125. En el 2013, cuando el gobierno de Cristina Kirchner no prestó colaboración frente a una rebelión policial que hubo en Córdoba, la relación política terminó de quebrarse.

A partir del 2009, y siempre con candidatos propios en paralelo al peronismo nacional, encabezado por los Kirchner, los cordobeses se acostumbraron a perder elecciones de medio término y ganar elecciones ejecutivas. En forma sistemática el electorado se expresó en forma distinta según las características de los comicios. Por eso los gobiernos peronistas desdoblan la elección provincial de la nacional. Porque enfocan la disputa en el territorio local.

El

Schiaretti tiene el enorme desafío de quebrar esa barrera negativa que limitó el avance del peronismo cordobés por fuera de las fronteras provinciales. Y lo tiene que hacer en un contexto muy difícil, porque hay tres expresiones peronistas sobre el tablero electoral y porque La Libertad Avanza (LLA) pisa fuerte en la provincia desde su desembarco masivo en el 2023.

Una de las claves está en que el peronismo cordobés y los libertarios comparten electorado. A los primeros los apoyaron para la elección ejecutiva provincial. A los segundos para la elección ejecutiva nacional. En los próximos comicios la gente tendrá que elegir entre las dos opciones, en el medio de una discusión pública que se va polarizando cada vez más.

“Para frenar y castigar a Milei por su gestión, la única opción válida somos nosotros. Que somos los que le podemos ganar”, aseguró a Infobae un importante funcionario del gobierno que conduce Martín Llaryora. En esa línea van a trabajar en los días que vienen y, sobre todo, en la última semana de campaña, el momento clave en el que la gente decide su voto. Pondrán en funcionamiento toda la maquinaria electoral y apostarán al voto útil.

La incursión de Natalia de la Sota como candidata, por fuera de la estructura del oficialismo provincial, le va a quitar al peronismo cordobés entre cuatro y cinco puntos. Una cantidad que puede ser determinante para inclinar la balanza. La hija de ex gobernador les roba votos peronistas que suelen acompañar al gobierno local. Un caso diferente al de Pablo Carro, el candidato de Fuerza Patria, que podría sacar cerca de cuatro puntos y solo tiene el acompañamiento del electorado kirchnerista.

Schiaretti junto a los principales dirigentes de Somos Buenos Aires

Según revelan en el Panal, como se conoce a la casa de gobierno de Córdoba, durante las negociaciones pre electorales existió la posibilidad de que De la Sota forme parte del esquema oficial. Estuvo en contacto con dos de los funcionarios más importantes del gobierno cordobés. Cuando Schiaretti se decidió a competir, Llaryora le hizo saber a la diputada que quería que ella ocupara el segundo lugar de la lista. De la Sota no aceptó y se abrió.

La actual legisladora desmiente esa convocatoria y esa versión. Asegura que Schiaretti hizo un acuerdo con Milei en el comienzo del gobierno, motivo por el cual ella decidió distanciarse del esquema principal del peronismo provincial. “Nunca la llamaron. Schiaretti miente o le están mintiendo. Si la hubieran llamado ahora, también hubiera dicho que no. Porque están en posiciones políticas bien distintas desde hace dos años”, expresaron en el entorno de la dirigente cordobesa.

De la Sota sostiene que Schiarretti y Llaryora apoyaron al actual presidente en la segunda vuelta del 2023, que pusieron funcionarios en la primera etapa del gobierno y que votaron la mayoría de los proyectos de ley enviados por la Casa Rosada. Y, frente a esos movimientos, entiende que no puede compartir un proyecto político con ellos.

“Arrancamos el año condenados a la derrota. Pero cambió el contexto y hoy estamos competitivos. Si ganamos es un batacazo. Pero la elección es muy difícil. Los libertarios están fuertes en Córdoba”, sostuvo un dirigente importante del PJ cordobés, inmiscuido en los detalles de la campaña electoral. La duda sobre la capacidad de competir siempre estuvo atada al rol de Schiaretti en la elección. Si no jugaba, la derrota era asegurada. Pero decidió competir y el escenario se modificó.

Javier Milei durante su última visita a Córdoba, donde tiene un importante acompañamiento (REUTERS/Leandro Gomez)

Un eventual triunfo en Córdoba le daría un impulso muy importante al proyecto nacional de Provincias Unidas. Porque, de las seis provincias que conforman el espacio, es la que mayor caudal electoral tiene. En términos nacionales es la segunda más poblada, después de Buenos Aires. Una derrota, en cambio, podría desinflar la iniciativa federal que se creó en agosto de este año.

En el esquema de gobernadores son cautos respecto a lo que puede suceder con las elecciones. “Armamos un envase electoral y le estamos dando forma. Formamos un espacio distinto que tiene que crecer. Lo más importante será cuando se defina el mapa legislativo en el recambio de las cámaras”, explicó a este medio uno de los principales armadores de la estructura política. Los gobernadores, a través de un interbloque, quieren ser los árbitros del Congreso.

Schiaretti tiene una disputa difícil por delante. El proyecto federal aspira a sacar dos dígitos a nivel nacional, cerca de 10 puntos, y para eso la elección cordobesa es fundamental. Por eso el rol del ex gobernador tiene importancia en el contexto electoral actual. Una victoria puede ser una base sólida para un proyecto nacional con aspiraciones de llegar a la Casa Rosada.

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