Los secretos de Placente como DT: quién lo contrató, la filosofía de Pekerman que aplica y por qué tomó el lugar de Mascherano

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Probablemente lo que más llame la atención de la carrera de Diego Placente sea su época como futbolista de River, la selección argentina o incluso sus vivencias extra futbolísticas, algunas difíciles, como sus días en una prisión de Alemania. Sin embargo, detrás del entrenador de la selección argentina Sub 20 también hay conceptos que merecen ser conocidos para comprender el fenómeno que se dio en el Mundial de la categoría que llevó a la Albiceleste a disputar otra vez la final luego de 18 años.

Placente no tenía tan clara en su cabeza la idea de ser formador y entrenador, aunque sí se veía en el rol de auxiliar en las inferiores de Argentinos Juniors, club en el que se forjó, donde debutó profesionalmente y en el que se retiró. A mediados de 2017, en plena reestructuración de la AFA tras la intervención de la Comisión Normalizadora, Juan Sebastián Verón que había recomendado a Hermes Desio como Coordinador de Juveniles argentinas también hizo lo propio con Pablo Aimar y Placente para las plazas libres de técnicos del Sub 17 y Sub 15, respectivamente.

“Teníamos todo el recorrido de jugador, pero no de técnico. En ese momento no me sentía preparado, pero hablamos y dijimos que si queríamos cambiar algo, teníamos que meternos en el barro. Ya estando ahí, uno recuerda que vivió mil cosas. Me faltaban ejercicios y rodaje, pero todo en el predio de Ezeiza me era familiar. Era fácil saber qué sentían los chicos, qué iba a pasar y qué venía”, repasó Placente hace unos meses en el programa Clank Media. Y aclaró: “Siempre tuvimos el foco, no solo en ganar, sino en formar y no perder el eje de que son chicos y están aprendiendo para el futuro”.

El primer ítem para la fórmula exitosa fue revolver en la memoria y recordar qué hacía José Pekerman, su mentor, cuando él era un juvenil que se estaba formando como futbolista y persona: “A esa edad, venís agrandado porque te va bien en el fútbol. Y ahí adentro te bajaban los humos, éramos todos iguales. El equipo estaba ante todo. Te formaban adentro y fuera de la cancha. Cuando estás ahí, jugás con todos jugadores buenos, comés bien y el lugar es espectacular, querés estar siempre”. Al mismo tiempo, Placente recordó que el cuerpo técnico le exigió en aquel momento que se cortara el pelo largo y no usara más aros: “No se podía usar zapatillas sin medias ni los jeans cortados. La remera iba adentro y las medias altas. Todos teníamos que estar iguales”.

Diego Placente podría convertirse en el primero en ser futbolista y DT campeón Sub 20 (REUTERS/Pablo Sanhueza)

En el decálogo de educación y convivencia que tenían sobre la mesa Pekerman y Hugo Tocalli también había otros ítems: saludar a todos los empleados del predio, cuidarse con las contestaciones, no levantar los brazos o gesticular en señal de reprobación a un compañero y no pecar de egoísta a la hora de convertir un gol o aportar una asistencia: “Lo importante es que la jugada termine en gol. Un día puede ser tapa uno y al otro día otro. Cuando pasa el año, estas señales de respeto dan sus frutos y uno piensa que vale la pena lo que estamos haciendo”.

El destino hizo arrancar a Placente con el Sub 15, pero rápidamente tuvo que hacerse cargo del Sub 17 ya que Aimar fue promovido al cuerpo técnico del por entonces interino Lionel Scaloni en la Mayor. La convivencia fue siendo cada vez mejor porque todos eran viejos conocidos y pupilos de Pekerman en el Sub 20 que dio la vuelta olímpica en Malasia 1997.

A fines del año pasado, a Placente le surgió la oportunidad de reemplazar a Javier Mascherano (fue contratado por Inter Miami) en el Sub 20 nacional y decidió aceptar el desafío: “Me animé porque era una camada de chicos que conocía. Los de esta edad son más profesionales. Tenés que entrenar más lo táctico con un objetivo, sin perder la diversión y alegría de un entrenamiento. Con la Sub 17 podés jugar más todavía. Los entrenamientos son más a largo plazo. Tenés a los chicos tres veces por semana y ni siquiera tiramos córners, ya que eso se hace cerca de un campeonato. Con ellos es darles volumen de juego y dinámica al entrenamiento. Se van potenciando y su nivel crece. A los Sub 20 los citás solo en fecha FIFA y es más difícil, por eso es importante el proceso anterior. Ahí sabés lo que pueden dar a futuro y cómo reaccionarán al ponerse la camiseta de la Selección en un partido decisivo”.

En cuanto a los secretos para diferenciarse con seleccionados europeos que se destacan por su técnica u otras que lo hacen por su físico, remarcó: “Cuando jugás con potencias en ese sentido, te das cuenta que, por ADN, terminás perdiendo. Tratamos de jugar como nosotros, el chiquitito que se la aguanta, amaga, toma un tiempo de más, hace una pausa, algo distinto. Ese atrevido, que es irrespetuoso, eso hace una diferencia. Combinar el potrero con inteligencia. El europeo juega a dos toques, le pega bien, juega simple y es rápido. Pero no siempre hay que jugar a dos toques. Hay algunos jugadores que la pueden tener y gambetear. Nosotros les damos libertad para eso. Queremos ser protagonistas del partido, tener la pelota y que no nos queme. Entrenamos eso. Sabemos que nos vamos a equivocar y podemos sufrir algún gol en contra, pero intentamos mejorarlo”.

Pablo Aimar, Esteban Cambiasso, José Pekerman, Diego Placente y Juan Román Riquelme con el trofeo del Mundial Sub 20 de Malasia 1997

No todas las situaciones con los jóvenes son agradables: también hay cuestiones personales que afrontar y citaciones en las que se deben dejar afuera a algunos en el proceso final. Placente admitió que, cuanto más sabe de la vida del chico, más se encariña y le cuesta tomar la decisión de quitarlo de una lista. Incluso llora cuando eso sucede. En general, elige el método que aplicaba Pekerman cuando él era futbolista: el mano a mano para argumentar la determinación. En tanto, también hizo hincapié en las formas dentro de la cancha cuando el ambiente está caldeado, como sucedió con Brasil en el último Sudamericano: “Uno puede bajar línea. Cuando le ganamos 6-0 no había que cargarlos porque nos podíamos encontrar de nuevo. Había que disfrutar dentro del vestuario y bajar decibeles. Con el tiempo íbamos a saber que era algo histórico, pero recién arrancaba el torneo y era lógico que no hubiera tanta espuma”.

Y, sobre el desenlace, que terminó con una igualdad de los brasileños en el duelo definitivo que los llevó a ser campeones y burlarse de los pibes argentinos, opinó: “Fue difícil porque había pulsaciones muy altas. Cuando pasan esas cosas, es culpa de los grandes. Ahora pareciera que todos quieren medirse con Argentina. Hasta en los amistosos, parece una guerra cuando en realidad es un partido para tener roce internacional, no la final del mundo. Ya hay un clima especial y, si los grandes no bajan esa agresividad, después termina mal. Los de Brasil estaban muy calientes, les habrán pegado mucho por perder 6-0 y nos cargaron. Ahí es donde tienen que intervenir los adultos. Respetar al rival sirve y es muy importante”.

CÓMO SE VE DIEGO PLACENTE EN EL FUTURO

“Hay que charlarlo, pero es difícil seguir en dos selecciones. Pasar de ver chicos de Primera y Reserva a mirar chicos de Séptima, Octava y Novena, hay un contraste grandísimo. Los ritmos y objetivos son diferentes. Seguramente después del proceso se sume gente. Cuando uno abarca mucho, pierde también el ojo y objetivo. Yo disfruto estar en la formación y ver dos o tres categorías por fin de semana. Ver chicos nuevos, descubrirlos, observar cómo mejoran e ilusionarme. Me gusta más el proceso de la Sub 17”.