
Boca Juniors transita una semana de ensueño tras la victoria en el Superclásico contra River y la clasificación a la fase de grupos de la Copa Libertadores 2026, algo que no conseguía desde hace dos años. Estos son, sin lugar a dudas, los días más felices para los fanáticos xeneizes, que igualmente sueñan con cerrar el 2025 con el título de campeón del Torneo Clausura. A la espera de los octavos de final, se inició un debate: ¿debería Claudio Úbeda ser ratificado como entrenador?
Lo que en un principio sonaba a locura, hoy no está muy lejos de materializarse. Úbeda, un histórico emblema de Racing, siempre fue mirado de reojo desde que asumió Miguel Ángel Russo para su tercer ciclo en el club de la Ribera. El Sifón, quien secundó a Miguelo en Al Nassr de Arabia Saudita, Rosario Central y San Lorenzo antes de lucir los colores azul y oro, no está identificado con la institución y eso le jugaba en contra. Sin embargo, el respaldo de la dirigencia y el plantel lo llevaron a ser una opción potable para el 2026.
Los objetivos de Russo en su arribo a Boca estaban claros: 1) depurar el vestuario; 2) ser competitivo en el Mundial de Clubes; 3) clasificarse a la Libertadores; 4) ganarle el Superclásico a River; y 5) ganar el Clausura. A esta altura, con el desenlace del torneo todavía abierto, puede sacarse como conclusión que la única mancha del ciclo es el empate con Auckland City que empañó las actuaciones contra Benfica y Bayern Múnich, más allá de que el Xeneize no tendría chances de pasar de ronda por el resultado ajeno. Miguelo registró un récord negativo de partidos sin ganar en el arranque de su mandato, pero de a poco fue ordenando la estantería (incluso hasta sus últimos días en funciones).
Con Russo presente en el banco, Boca ganó 3, empató 7 y perdió 3. Desde que Úbeda tomó las riendas junto a Juvenal Rodríguez, el equipo triunfó en 4 ocasiones y cayó en 2 (no registró empates). Al margen de los resultados, lo más relevante es que los futbolistas se sienten a gusto con la metodología de trabajo semanal del cuerpo técnico armado por Russo, que no contó con refuerzos y se mantuvo tal como estaba pese a la partida de Miguel. Desde la dirigencia también respaldaron a los laderos del DT aun cuando se dieron algunos resultados adversos.
Una muestra gratis del respaldo que tiene Úbeda en el Boca Predio es el efusivo abrazo que Leandro Paredes le dio una vez que concluyó el Superclásico contra River en la Bombonera. “¡Vamos Claudio! ¡Vamos la puta madre!”, fue la exclamación del campeón del mundo, que no le había podido ganar al Millonario en los dos cotejos oficiales que había disputado antes de dar el salto a Europa cuando recién arrancaba en Primera. Ese gesto fue toda una demostración de banca.
En una emotiva conferencia de prensa posterior al Superclásico, en la que el Sifón evocó a la memoria de Miguel Russo y dio detalles de su última charla con él, también se animó a hablar del futuro: “Mi continuidad no depende de mí. Obviamente que nosotros estamos súper contentos en el lugar en el que estamos y nos sentimos privilegiados de ser parte de esta institución, en la que tenemos todo”.
Juan Román Riquelme y Marcelo Delgado, inmediatamente después de la partida física de Russo, decidieron ratificar en el cargo a su cuerpo técnico al menos hasta fin de año e independientemente de lo que ocurriera con los resultados de Boca. El equipo todavía estaba lejos de sellar su boleto para la Libertadores, objetivo que se había esfumado tras la eliminación en Copa Argentina. Hoy la historia es otra y el Xeneize está revitalizado de cara a los octavos de final de un certamen en el que exhibió credenciales de candidato.
El presidente boquense no se apresurará. Dejará que corra más agua debajo del puente, esperará por el resultado final en el campeonato y luego tomará una decisión. A Riquelme siempre le deambulan nombres en su cabeza que son de su gusto y estilo, pero entiende que no es momento de sondear ni avanzar con alguno. Muy por el contrario, a esta hora, no suena para nada descabellado que si Boca levanta el título el próximo 14 de diciembre, Úbeda firme la renovación de su contrato y continúe como cabeza de grupo, quizás con algún retoque en su cuerpo técnico.


