“Ropa sucia” y “amenazas”: la esposa de Víctor Sotacuro relató cómo fue la noche del triple crimen narco

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Víctor Sotacuro fue detenido el pasado 26 de septiembre en Villazón, Bolivia.

Mónica Débora Mujica, esposa de Víctor Sotacuro Lázaro, uno de los nueve detenidos hasta el momento por el triple femicidio narco de Florencio Varela, declaró este lunes ante la Justicia en la causa que investiga los brutales asesinatos de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez. En su testimonio, al que tuvo acceso Infobae, la mujer del remisero aportó detalles sobre los movimientos de su esposo durante la noche de los homicidios y las horas posteriores, así como las amenazas que recibió tras la difusión pública del caso.

De acuerdo con la declaración que brindó ante el fiscal Carlos Adrián Arribas, Mujica relató que la noche del viernes 19 de septiembre Sotacuro salió de su casa en el barrio porteño de Bajo Flores, cerca de las 20.30. Antes de irse, le dijo que había recibido un mensaje para realizar un servicio de remis. Utilizó el Renault 19 familiar, vehículo que, según indicó, era el que utilizaba habitualmente para el traslado de pasajeros.

Mientras Sotacuro llevaba a cabo el viaje, Mujica recibió de su esposo una foto de una calle. Según interpretó la mujer, le mandó la imagen para que supiera que se encontraba trabajando, ya que ella solía desconfiar cuando se ausentaba de noche, al sospechar que se iba con otras mujeres. Más tarde, cerca de las 4 de la madrugada, Sotacuro la contactó por mensaje y avisó que regresaba al barrio porque “Ramiro”, un conocido de la zona, le entregaría ropa limpia para que la llevase a David “el Loco”, a pedido de este último.

Mujica relató que su esposo llegó a las 5 de la mañana y cenó en su casa. Sotacuro le comentó que “el Loco” le había pedido movilizar a dos jóvenes “por el centro” y que luego regresó a la vivienda de David, donde le entregaron una bolsa con ropa. Cuando volvía a su casa, explicó, recibió un nuevo mensaje para que esperara en otro sitio donde finalmente recogió a David y a otros dos adolescentes, quienes discutían dentro del vehículo.

A la mañana siguiente, tras haberse difundido la noticia del hallazgo de los cuerpos de del Castillo, Verdi y Gutiérrez en Florencio Varela, Sotacuro le manifestó a su esposa su temor y preocupación. Prendió la televisión y, al sintonizar un canal de noticias, observó que la dirección mencionada coincidía con su recorrido, y declaró ante su mujer: “Yo lo llevé al David acá, anduve por acá. Este hijo de puta me mandó para esto. Este hijo de puta es el que hizo la cagada. Yo estuve ahí con mi coche, me voy”, según consta en el expediente judicial. Luego de ese momento, Mujica le entregó su celular personal para que pudieran comunicarse, ya que temían posibles represalias.

La testigo refirió además que el pago por el viaje rondó los $65.000 y reconoció que no era raro que su esposo regresara a altas horas de la madrugada, ya que solía cubrir recorridos para clientes de un boliche en Liniers. A pedido de la fiscalía, brindó detalles sobre las personas involucradas en el viaje de esa noche, identificando con apodos y descripciones físicas a David, apodado “el Loco” o “el Tarta”, este último porque el sospechoso se caracterizaba por “tartamudear”, y a Ramiro, quien lo solía acompañar con frecuencia.

En su relato, Mujica sostuvo que su esposo negó haber participado en el crimen, y que solo habría transportado a los involucrados. Ante sus palabras, recalcó: “Él me juró por Dios que solo llevó a David y a los dos chicos que discutían. Que no hizo nada, que se iba a entregar”. La última comunicación fue a través de una videollamada realizada desde el celular de su hija.

Las jornadas posteriores al crimen transcurrieron con aparente normalidad, según declaró Mujica, quien sostuvo no haber notado comportamientos extraños en su esposo ni en su entorno doméstico. No vio señales inusuales en la ropa, ni modificaciones en los hábitos familiares.

Después del hecho, según declaró Mujica ante las autoridades, recibió amenazas en redes sociales contra ella y su familia debido a la exposición mediática del caso. Por temor, optó por aislarse junto a sus hijos en la vivienda de su hermana y cerró sus cuentas en redes sociales.

La causa continúa en trámite a cargo de la justicia bonaerense, con Sotacuro como uno de los principales imputados, mientras siguen las investigaciones para determinar responsabilidades y posibles cómplices en el marco del triple crimen.

La captura de Víctor Sotacuro

El remisero fue capturado el pasado viernes 26 de septiembre en la ciudad boliviana de Villazón, tras cruzar la frontera desde La Quiaca. La Policía de Bolivia lo halló en un hostal ubicado a 600 metros del cruce, después de un rastreo coordinado con el Ministerio Público de la Acusación (MPA) de Jujuy, encabezado por el fiscal Alberto Mendivil y con la colaboración de la Brigada de Investigaciones de La Quiaca.

La detención se logró luego de intensas tareas investigativas que permitieron localizar al sospechoso. Posteriormente, se organizó el traslado interno a San Salvador de Jujuy.

Con doble nacionalidad peruana y argentina, reside en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores. Según sus registros comerciales, su principal actividad laboral está vinculada a la venta minorista de frutas, legumbres y hortalizas frescas. Además, posee habilitación para realizar tareas de reparación de autos y motos.

Su nombre aparece relacionado con un Volkswagen Fox, que habría sido utilizado por dos individuos que participaron en las ejecuciones de Morena Verdi, Brenda del Castillo y Lara Gutiérrez, cuyos cuerpos fueron hallados enterrados en una vivienda de Florencio Varela.

La herida en la mno de Sotacuro que investiga la Justicia

Desentrañar el rol de Sotacuro Lázaro en el caso es clave, debido a que los investigadores creen que el Volkswagen Fox fue el auto de apoyo que acompañó a la camioneta Chevrolet Tracker en la que se subieron las víctimas el 19 de septiembre. Horas más tarde, las matarían.

El vehículo tiene adjudicada otra posible función tras el brutal desenlace: creen que podría haber trasladado a los sicarios o a personas que presenciaron los crímenes.

Incluso, no descartan que él mismo haya estado en el lugar. Por esa razón, extrajeron muestras debajo de sus uñas para cotejar con el ADN de Lara, Morena y Brenda.