
Una mujer denunció que su hija, una niña de 8 años, fue víctima de un intento de extorsión sexual en la provincia de Mendoza. El caso ocurrió en Coquimbito, en el departamento de Maipú y se dio a conocer luego de que Cristina Carrasco, la madre, hiciera la denuncia y contara el hecho en un programa radial. Según expresó, la menor fue contactada a través de la plataforma de videojuegos Roblox y luego por Facebook Messenger, donde un perfil que simulaba ser una niña de 12 años inició un vínculo que derivó en situaciones de grooming y extorsión.
El relato se hizo público a través de un programa emitido por Radio Nihuil, donde Carrasco detalló que su hija pasaba varias horas jugando con amigos en el entorno digital de la plataforma.
Como ocurre con frecuencia en ese juego, los niños comparten códigos para acceder a servidores privados. En ese contexto, la madre supone que alguien pudo haberla contactado. “Lo que veía es que ellos, cuando jugaban en Roblox (porque juegan mucho), se pasaban códigos para que se metan en servers privados, que son lugares donde juega solo un grupo. Pienso que por ahí, cuando les pasaban los códigos y los datos para meterse en ese server, la deben haber contactado y le deben haber pedido más datos”, comentó.
Todo empezó un domingo a la mañana. Un perfil que se presentaba como una nena de 12 años envió un mensaje por Facebook Messenger. La conversación fue cálida y fluida. Para ganarse la confianza de la menor, la supuesta niña compartió fotos de una hermana. Con el correr de los mensajes, apareció la promesa de entregar Robux, la moneda virtual de Roblox, a cambio de fotos personales. Al principio, las imágenes requeridas eran inocentes. Pero pronto las exigencias subieron de tono.

“A mi hija con 8 años le encanta sacarse fotos. Él le decía: ‘Ay, qué linda, muy bien’. Pero luego siguió: ‘Por los Robux que te ofrezco tienen que ser fotos más jugadas’”, explicó Carrasco. El acosador comenzó a pedir fotos de cuerpo entero y luego solicitó que se levantara la remera. En un momento, el perfil envió una imagen de una niña completamente desnuda, acompañada de una exigencia directa: recibir una foto similar.
Frente a esta situación, la menor se alarmó y acudió a su madre. Fue entonces cuando el contacto se tornó amenazante. El agresor pasó de la seducción a la extorsión. “Tengo tus fotos. Si no me pasás las fotos que te pedí, les voy a pasar lo que vos ya me mandaste a esos contactos”, amenazó. La niña vio cómo, en la pantalla, aparecían los nombres de su madre y otros familiares extraídos de Facebook. El miedo se instaló de inmediato. La nena dejó de jugar online y, desde entonces, teme volver a conectarse.
Carrasco actuó rápidamente. Aunque no acudió a las autoridades escolares, conversó con otras madres y realizó la denuncia en la fiscalía. Allí le indicaron que no borrara los mensajes ni las imágenes y que hiciera capturas de pantalla de todo el contenido. “Me dijeron que tomara captura de pantalla de todos los mensajes, que los guardara y que no borrara nada en el teléfono porque se iban a contactar desde Investigaciones para ver el tema”, explicó.
Desde el Ministerio Público le confirmaron que ese tipo de casos está creciendo y que, aunque el de su hija pudo ser advertido a tiempo, la situación suele ser más crítica cuando las víctimas son adolescentes.

“La verdad es que yo no sabía lo que era el grooming. No sabía que se llamaba así ni qué era. Y después que me pasó empecé a investigar, pero yo antes no sabía bien, no le sabía poner nombre al delito y no sabía bien de qué se trataba”, reconoció la madre.
Según el fiscal, que tomó conocimiento del hecho, cuando los vínculos se establecen con adolescentes, el riesgo es mayor, ya que muchos no informan a sus padres por temor o vergüenza y pueden acceder a demandas mucho más graves e incluso a extorsiones económicas.
Hasta ahora no se ha identificado al responsable del perfil que inició el contacto. La causa está en etapa investigativa y la información obtenida en el dispositivo será clave para avanzar.


