La Justicia ya resolvió el destino del cuadro que fue robado por los nazis hace más de 80 años y que salió a la luz recientemente en la ciudad de Mar del Plata, en posesión de una pareja que quedó imputada por encubrimiento agravado.
El juez federal de Garantías de Mar del Plata, Santiago Inchausti, determinó que la obra “Retrato de una Dama”, atribuida al artista italiano Giuseppe Ghislandi, quede bajo la custodia de la Corte Suprema de Justicia de forma temporal.
Así lo confirmó el magistrado al enviar una nota al presidente del máximo tribunal, Horacio Rosatti, informando la puesta a disposición de la pieza “hasta tanto se pueda determinar a quién corresponde su entrega definitiva”.
Al fundamentar su decisión, el juez Inchausti explicó que la custodia de la pintura seguirá bajo control de la Corte Suprema porque se trata de un bien considerado de altísimo valor histórico y cultural, que requiere especiales medidas de seguridad y preservación y que se halla aún sujeto a un peculiar proceso judicial, en el que se entremezclan el derecho argentino, el internacional y las relaciones diplomáticas entre la República Argentina y los Países Bajos.
“Tales circunstancias tornan necesaria su permanencia bajo la órbita de la Corte, como cabeza y responsable institucional del Poder Judicial de la Nación”, se explicó en un comunicado difundido esta tarde.
Mientras la causa sigue abierta, la Justicia deberá definir a qué país se entrega finalmente la pintura, que fue reclamada por la Agencia de Patrimonio Cultural de los Países Bajos, ya que figura en sus registros de bienes saqueados por el nazismo.
La pieza era buscada desde la Segunda Guerra Mundial, cuando las fortunas de familias judías europeas pasaron a manos del régimen nazi. El cuadro pertenecía originalmente al comerciante de arte neerlandés Jacques Goudstikker y desapareció en Ámsterdam, en julio de 1940, tras la ocupación alemana en territorio neerlandés.
El diario neerlandés AD, que investigó las piezas robadas durante el nazismo, había puesto el foco en Friedrich Kadgien, un funcionario nazi que escapó a Argentina y se radicó en Mar del Plata. Pero no había tenido éxito en su investigación cuando los periodistas llegaron a la Argentina y quisieron entrevistar a su familia.
Sin embargo, recientemente, en medio de una búsqueda por internet, uno de los periodistas del diario detectó en una página inmobiliaria argentina la imagen del cuadro. La hija del fugitivo había puesto en venta su casa y el cuadro se exhibía en su living.
De inmediato, el diario publicó la noticia y en el caso tomaron intervención Interpol y la Aduana Argentina, quienes hicieron presentaciones judiciales para dar con la obra. La policía fue hasta la casa de la zona de Villa Luro, en Mar del Plata, y no encontró el cuadro. En su lugar había un tapiz sobre la pared.
Se inició entonces una causa por el delito de encubrimiento de robo en contexto de genocidio.
Esta semana, mientras se realizaban allanamientos, se ordenó el arresto preventivo por 72 horas de la descendiente del jerarca nazi y de su pareja, Patricia Kadgien y Juan Carlos Cortegoso. Poco después, el cuadro fue entregado voluntariamente a la Justicia. Según pudo saber este medio, “la llevaron al ver que les allanaban a todos los parientes en busca de la pintura”.
Este jueves, Kadgien y Cortegoso fueron imputados por mantener oculta la obra. Ambos quedaron en libertad, aunque no podrán salir del país ni ausentarse de su domicilio por más de 24 horas.
En la fiscalía entienden que Kadgien tenía el cuadro en su poder por haberlo heredado de su padre. “Los sitios oficiales de Países Bajos, de la Agencia Cultural, que depende del Ministerio de Educación y Cultura de Países Bajos, tienen una línea de tiempo y sitúan el propietario original hasta julio de 1940. Después en esa línea del tiempo, ellos ya tienen en la página indicado como que estaba en propiedad de Frederik Kadgien”, dijo el fiscal federal general ante la Cámara de Mar del Plata, Daniel Eduardo Adler.
Un perito estimó que el cuadro puede valer 50 mil dólares.