Luego de que las autoridades municipales de Villa Carlos Paz clausuraran un geriátrico por denuncias de maltrato contra los adultos que residían allí, se conocieron los crudos relatos de ex empleadas del lugar, quienes señalaron a la dueña como la principal responsable de los hechos. En ese sentido, contaron que si los abuelos “se lastimaban, les ponían solo jabón blanco”, algunos incluso llegaron a estar “atados o dopados”. “Nunca se lo bañaba”, agregó otra persona.
El cierre tuvo lugar este miércoles, cuando los efectivos policiales junto a funcionarios locales realizaron un operativo y verificaron graves irregularidades sanitarias, además de la falta de habilitación para funcionar como geriátrico. En el inmueble se hallaron nueve adultos mayores y al menos dos de ellos presentaban lesiones visibles.
Uno de los testimonios contó que, cuando iniciaba su turno en la noche, los residentes estaban acostados, algunos “atados o dopados”. “Vi que los abuelos estaban golpeados, con olor a orina, no los bañaban, no tenían oxígeno. Si se lastimaban, les ponían solo jabón blanco”, añadió. A pesar de que solo trabajó un mes en el establecimiento debido a que no le querían pagar, fue suficiente para poder observar el maltrato que se ejercía.
“Vi cómo agarraban a los abuelos, los tiraban en la cama y los ataban de pies y manos con gasas o remeras”, sostuvo al respecto. En diálogo con el medio Carlos Paz Vivo, alertó: “Ella misma decía que tiene gente en la municipalidad, que por eso no le tocaban el lugar”. Ante estas declaraciones de la dueña, la mujer aseguró: “Yo me voy a encargar de que nunca más tenga un abuelo a su cargo. Porque esto va a pasar unas semanas, y ella va a volver a abrir el geriátrico”.
Otra ex empleada narró a El Diario de Carlos Paz que en la residencia se vivía un infierno. “El lugar tenía tres habitaciones con tres camas cada una y había once abuelos en el lugar, así que dos dormían en el piso”, afirmó. Además, pasaban muchas horas sin agua debido a las ataduras.
“Nunca se los bañaba de cuerpo completo, solo se les pasaba un trapo húmedo. Se cocinaba solo al mediodía, y la comida de la noche era recalentada en porciones mínimas”, describió. Además, confesó que estaba sola en el turno y “tenía que darles la medicación que me indicaban, teníamos que cuidarlos, curarlos y les limpiaba las heridas con jabón blanco, que era lo único que había”.
Cada día que pasaba era más aberrante que el anterior. “Un día, veo a una de las abuelas con el ojo negro, le pregunté qué le había pasado y me dijo que le había pegado la dueña. Me comuniqué con la familia y la sacaron de ese lugar”, recordó. En otra ocasión se negó a colocar una sonda en el cuello de un residente porque no tenía formación profesional para hacerlo. “Era un infierno. Cuando llegaba a mi casa lloraba, no soportaba ver el maltrato y los golpes”, sostuvo.
Durante el operativo, la dueña del establecimiento intentó obstaculizar el proceso de clausura y trató de cubrir la faja oficial con una bandera, en un último intento de negar el funcionamiento como geriátrico inhabilitado. No obstante, el cierre fue consumado y la residencia quedó bajo custodia policial. La investigación se enmarcó en la denuncia formal por parte de familiares, ex empleadas y organismos municipales. En tanto, se analizan las responsabilidades y los delitos vinculados al maltrato y desatención de adultos mayores en un contexto de absoluta precariedad.