El drama de una fábrica de zapatos de La Matanza: sufrieron un violento asalto y un robo de boqueteros en poco más de un mes

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Una fábrica de calzados de Tapiales, en el partido de La Matanza, enfrenta un crítico panorama de inseguridad: en poco más de 30 días fue blanco de dos importantes robos. El primero, con armas y violencia; el segundo, resultado de lo que parece un minucioso trabajo de inteligencia.

Ambos episodios ocurrieron en la planta de Green & Black, una empresa ubicada en la calle Humaitá al 1700 que se dedica a vender zapatos al por mayor.

El primer robo ocurrió hace poco más de un mes. Todo comenzó cuando un hombre —que se presentó como oriundo de San Luis— se contactó con la empresa con la intención de coordinar una reunión para realizar una compra. Pasadas las 13, llegó al lugar: habló con Adrián e incluso le estrechó la mano.

“Cuando lo vi, yo estaba concentrado en el proveedor y no le vi la cara de pocos amigos. Me doy vuelta y le hace entrar a los otros”, relató Adrián Villa, dueño de la fábrica, en diálogo con Infobae.

En apenas cuatro minutos, se llevaron el dinero y huyeron. Las imágenes de la secuencia se encuentran adjuntas en esta nota.

En tanto, el segundo robo ocurrió el pasado jueves por la madrugada. Se trató de un episodio planificado, sin violencia, pero que se prolongó durante varias horas.

Según explicó Villa, los delincuentes ingresaron por el techo cuando no había nadie en la fábrica e hicieron múltiples boquetes —el propietario calcula entre ocho y nueve—. Una vez adentro, se dirigieron al showroom donde está el muestrario y, desde allí, se desplazaron al resto de las oficinas, rompiendo las paredes de durlock para acceder a cada una. Saquearon todo el dinero a su paso.

Para el dueño de la fábrica, la banda sabía cuáles cámaras estaban en funcionamiento y cuáles no. Además, no ingresaron a la oficina donde no había dinero. Esa información se la había dado una empleada administrativa a los delincuentes durante el primer robo y posteriormente a la policía.

“Es más, yo pago los días 5 y 20. Fue el día 4 que me robaron. O sea, sabían la fecha de que pagábamos también, todo sabían”, añadió Villa.

Las roturas que hicieron los delincuentes para cruzar las oficinas, evitando las cámaras.

Otro punto importante es que el lunes pasado, días antes del ataque, los vecinos aseguraron haber visto a un grupo de siete personas subiendo por los techos de la zona. Según explicó el empresario, intentaron hacer una denuncia, pero no se la tomaron porque no se había producido ningún robo.

Para el hombre —dueño del negocio familiar iniciado en 1985 por sus padres y en el que trabaja desde los 16 años—, las fuerzas de seguridad podrían estar involucradas. Y es que, tras el primer robo, la policía llegó al local para recopilar información: se subieron a los techos y sacaron múltiples fotos y videos, algo que ahora le resulta sospechoso.

“Tenía tres policías en esa oficina viendo las cámaras de seguridad, revisándome todo. Me doy una vuelta y había policías abajo, policías arriba, sacando fotos, videos. Después mi abogado me dijo que eso no lo tiene que hacer la policía”, agregó.

Me entregaron. No hicieron ellos el laburo, vendieron la información. Entonces, me siento con una impotencia de locos. ¿Cómo sigo desde acá? Me roban otra vez más y me quiebran. Las treinta familias quedan en la calle“, opinó.

También lamentó que las cámaras de Verisure no funcionaran y que las autoridades perdieran las imágenes de las cámaras de la autopista, las cuales podrían haber ayudado a seguir el rastro del grupo de delincuentes durante el primer robo.

Fuentes judiciales explicaron a este medio que dos fiscalías de La Matanza investigan los hechos en paralelo: la UFI 9 por el primer robo y la UFI 3 por el segundo. Hasta el momento no hay detenidos ni autores identificados.

El posteo de la fábrica Green and Black (Captura Instagram)

El comunicado de la fábrica

Tras la viralización del caso, la fábrica de calzados difundió un comunicado en el que agradeció el apoyo de la comunidad y la colaboración recibida. Allí lamentaron: “Cuarenta años de esfuerzo. Más de 30 familias que dependen de nuestro trabajo. Y, de un momento a otro, todo arrebatado injustamente”.

En el mensaje, publicado en Instagram, también expresaron: “Estamos abatidos y cansados de la constante inseguridad. Remar contra la corriente y enfrentar tantas adversidades, solo para que en menos de dos horas nos dejen vacíos, con ganas de tirar la toalla”.