
La Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba capital confirmó la prisión preventiva de Hugo “Huguichi” Hermosa Vacaflor (55), un narco de origen boliviano -detenido en noviembre de 2024- que usaba una pinturería como fachada para su negocio ilegal y ocultaba la droga en baldes de pintura. El traficante también era conocido como “Manitos blancas” debido a una enfermedad degenerativa de la piel.
La resolución también recayó en su presunta mano derecha, un hombre de origen peruano identificado como Antony Amadeus “Tomás” Delki Antezana (34). Según comunicó el Ministerio Público Fiscal hace casi un año cuando desmanteló la organización, los agentes de Fuerza Policial Antinarcotráfico secuestraron 66,5 kilos de cocaína, dinero en diferentes monedas por un valor cercano a los 200.000 dólares, así como elementos logísticos presuntamente empleados por la organización.
En aquel momento, detuvieron a ocho personas (siete hombres y una mujer), luego de una serie de allanamientos que se llevaron a cabo en los barrios Centro, Villa Martínez, Argüello y Ameghino Norte, de la capital cordobesa, así como en la Comuna San Roque y en la localidad de Malvinas Argentinas, en una fábrica perteneciente a un investigado.
La investigación comenzó en el marco de un expediente iniciado por la provincial por tráfico de estupefacientes, en el cual se incautaron varios teléfonos celulares. Según datos del diario La Voz del Interior, al chequear sus agendas, los investigadores detectaron la presencia reiterada de los contactos “Inge 890” e “Inge”, apodos cuya pista resultó determinante para avanzar hacia una operación de mayor envergadura.

La colaboración de un imputado “arrepentido” —un ex comprador de droga— fue clave: según explicó ante los fiscales, el principal responsable de la banda era Hermosa Vacaflor, quien figuraba como dueño de una pinturería en la Córdoba.
En su declaración, este colaborador ofreció detalles sobre las operaciones internas del grupo. Indicó que la pinturería funcionaba principalmente como fachada y que “Manitos blancas” organizaba allí las maniobras. “Se dedica a la venta de cocaína. No tiene ningún cartel de pinturería… Mientras que aquellos donde oculta la cocaína son baldes especiales de color blanco”, detalló el informante.
Los investigadores federales, bajo la dirección del fiscal federal N°3 de Córdoba capital, Maximiliano Hairabedian, pudieron confirmar que Hermosa Vacaflor viajaba de forma regular a Bolivia, desde donde organizaba el ingreso de estupefacientes a territorio argentino.
Según los testimonios y registros, la droga era transportada en vehículos, oculta entre los neumáticos y llantas, y posteriormente descargada en propiedades del propio líder narco. Una de las mecánicas detectadas consistía en ocultar la llave de la camioneta utilizada en una de sus ruedas tras estacionarla en un sector preestablecido, para facilitar la recolección de la droga sin llamar la atención de terceros.
Varios inmuebles fueron identificados como escenarios de las maniobras: la vivienda de Hermosa Vacaflor en Aaron Castellanos al 1800, barrio Ameghino Norte, al oeste de Córdoba capital, fue vigilada tras interceptaciones telefónicas legales ordenadas por el juez Federal Nº2 Alejandro Sánchez Freytes, quien fue el que ordenó la detención posterior de los acusados.
Allí se observó el ingreso y salida de vehículos, lo que para el fiscal resultaba un indicio de los movimientos relacionados con el retiro o almacenamiento de estupefacientes. Conductas similares fueron advertidas en un dúplex alquilado a nombre del narco boliviano en Miguel Rivera al 6200, barrio Argüello, donde los efectivos constataron el traslado sistemático de cubiertas de gran tamaño desde una Traffic hasta el interior de la propiedad y luego hacia la vivienda principal.
El papel de los presuntos cómplices fue registrado en diferentes instancias de la investigación. Delki Antezana, supuesto subordinado de Hermosa Vacaflor, fue identificado mientras ingresaba mochilas a los domicilios vigilados, presumiblemente conteniendo droga o dinero.

Por otro lado, Yohana Villarreal, pareja de Delki, fue grabada en una secuencia en la que arrastraba una valija grande desde la residencia compartida en Necuñan al 4700, barrio Villa Martínez, hasta un vehículo Ford Focus.
Ambos transportaban el equipaje al departamento alquilado por Villarreal en el edificio La Recova, ubicado en Figueroa Alcorta 285, barrio Centro, donde según la investigación la cocaína era almacenada y fraccionada para su posterior venta mediante la modalidad delivery y al menudeo.
Las conversaciones de WhatsApp intervenidas permitieron reconstruir la operatoria: los puntos de entrega, la hora y el tipo de moneda eran pactados por Delki y Villarreal, repartiéndose el producto y, en ocasiones, desplazándose juntos acompañados por un tal Sosa, señalado en el expediente.
El esquema delictivo habría contado además con la colaboración de Osvaldo Miguel “Chino” Cejas (30), quien tras ser despedido de su empleo formal, habría utilizado su vivienda familiar en Villa Martínez como “búnker” para resguardar los cargamentos y vender la sustancia. También fueron involucrados Gustavo Fernando “el Pili” Cabello (35) y Brian Daniel Palacio (32), quienes presuntamente custodiaban la droga en su domicilio y se encargaban de su comercialización a toda hora.

La estructura del grupo —señalaron el juez y el fiscal— permitía que tras cada día de ventas, Delki y Villarreal rindieran cuentas y entregaran la recaudación a Hermosa Vacaflor.
Las intervenciones telefónicas documentaron la existencia de un complejo código: términos como “pescado”, “rabas”, “paredes”, “medias”, “pan duro”, “tacho de pintura” y otras variantes eran utilizados para referirse a la cocaína y las cantidades solicitadas.
Una conversación referida en el expediente incluye una solicitud explícita de “50 gramos de cocaína” disfrazada en el diálogo con Villarreal. Otras comunicaciones registraron el pedido de “2 de 50 litros” y “100 litros por separado”, que para el fiscal constituye una referencia directa a las cantidades de drogas pedidas por los clientes.
La existencia de eventuales filtraciones policiales también quedó bajo sospecha, tras una advertencia recibida por Villarreal respecto a posibles allanamientos en el barrio que habitaba.
A partir del análisis de todos estos elementos, el juez Sánchez Freytes concluyó que Hermosa Vacaflor habría actuado como jefe, dirigió las operaciones del grupo, asignó tareas, controló la recaudación y organizó la logística necesaria para el acondicionamiento y distribución de la droga.
Sostuvo que “prueba de ello son las conversaciones en las cuales daba instrucciones sobre la entrega de la droga, el dinero que le debían rendir por la venta de la sustancia y pormenores respecto de su distribución, que eran acatadas por los demás miembros”.

El resto de los imputados —concluyó el magistrado— operaba “con un sentido de pertenencia al grupo”, manteniendo la comunicación entre sí para garantizar el traslado, la venta y la cobranza del dinero producto del tráfico.
El resultado de los allanamientos fue la incautación de un botín multimillonario: en total, se secuestraron 66,5 kilos de cocaína, tasados en aproximadamente USD665.000, numerosas sumas de dinero en diferentes monedas (incluyendo más de USD153.000, unos 15 millones de pesos, 8.760 euros y 20.000 bolivianos), una contadora de billetes, documentación y otros elementos posiblemente vinculados a la actividad ilícita.
En el domicilio de Hermosa Vacaflor se hallaron USD48.900 y $340.000; en la vivienda de su expareja, los $9.130.500, USD33.850, 8.760 euros y los 20.000 bolivianos.

Por otro lado, Delki y Villarreal ocultaban en su residencia $308.170 y USD70.540, además de encontrarse en el departamento del centro cordobés $6.554.200 y otros USD250.
El origen de semejantes montos de dinero no pudo ser justificada por los acusados, quienes carecían de actividades laborales formales o emprendimientos legales, a excepción de la pinturería propiedad de Hermosa Vacaflor, sindicada como pantalla para las maniobras de narcotráfico.
Ante este cúmulo de pruebas, el juez dictó el procesamiento con prisión preventiva de los principales imputados por organización para el comercio y distribución de estupefacientes, asociación ilícita y tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.

A pesar de los recursos de apelación presentados, la Cámara Federal declaró desistida tácitamente la apelación de Delki y confirmó la prisión preventiva de Hermosa Vacaflor, identificado como el presunto jefe de la estructura criminal.


