En medio de la oscuridad de la noche y sin ningún testigo a la vista, el femicida de Débora Damaris Bulacio Del Valle trasladó el cuerpo hacia el lago de Los Cines y lo enterró. Esa escena fue registrada por una cámara de seguridad que fue clave en la investigación.
La zona elegida por Ángel Andrés Gutiérrez para ocultar el cadáver de su pareja, según la investigación, queda a muy pocos metros del perímetro del camping Miguel Lillo, donde ambos habían llegado para disfrutar del fin de semana. La mujer fue vista por última vez el sábado pasado en ese mismo lugar. Este martes, la encontraron dentro de una bolsa de consorcio y en posición fetal en un pozo realizado por el femicida.
Las imágenes fueron determinantes para acotar el radio de búsqueda. La grabación que encabeza esta nota, tomada desde una cámara instalada sobre la calle 101 -que está entre el camping y el lago, donde fue hallado el cuerpo-, a la altura de donde se encontró un alambre perimetral cortado y signos de arrastre.
El video muestra a una persona que sostiene una linterna -o un teléfono celular- mientras traslada un elemento de gran porte.

Eran las 4 de la madrugada cuando el asesino de Débora logró cruzar desde el camping hacia el lago de los Cisnes.
Una vez allí, descartó el cuerpo y lo dejó enterrado en la arena. El lugar del hallazgo se ubica entre la avenida 2 y la calle 72, a escasa distancia del mar.
La causa está a cargo del fiscal Walter Pierretégui, de la UFI de Género de Necochea, y de la jueza de Garantías, Aida Ihuez.
Las claves del caso
Según pudo averiguar Infobae, la autopsia preliminar determinó que Bulacio fue estrangulada por el agresor y golpeada. El informe forense también identificó lesiones que podrían ser defensivas, lo que sugiere una pelea a corta distancia antes del crimen.
El principal sospechoso es Ángel Andrés Gutiérrez, pareja de la víctima, quien fue detenido e imputado por femicidio.
Ambos habían llegado a Necochea desde Villa Cacique -localidad ubicada a unos 123 kilómetros de la ciudad balnearia- para pasar unos días de descanso en el camping Miguel Lillo.
El último sábado, testigos observaron una discusión entre la pareja, aunque no presenciaron agresiones físicas. Ese mismo día, Débora se comunicó por última vez con su familia y le envió un mensaje a uno de sus hijos en el que relataba que su pareja le había pegado, le había dejado un ojo negro y le había aflojado un diente.
La desaparición de Débora fue denunciada el domingo por la mañana por el sereno del camping, quien declaró que durante su ronda de las cuatro no vio a nadie en la zona donde acampaban, pero sí observó al detenido solo por la mañana.
Esta situación, sumada a la discusión previa, motivó la denuncia y el inicio de un operativo de búsqueda que involucró a unos ochenta agentes de la Policía Bonaerense, Defensa Civil, Guardaparques y Policía Ecológica.

Durante el rastrillaje, los equipos hallaron prendas de vestir dispersas, incluidas calzas específicas, zapatillas —una en lo alto de un árbol y otra en la base— y prendas de Débora manchadas con lo que sería sangre, todos elementos que ahora se encuentran bajo análisis.
La carpa de la pareja, en tanto, fue localizada oculta entre matorrales sobre un médano, cerca del muelle de los pescadores, en una zona de unos tres kilómetros.
La ventana temporal en la que se habría producido el crimen se sitúa entre las 22 del sábado y las 5 de la madrugada del domingo, de acuerdo con la reconstrucción de los hechos realizada por los investigadores y confirmada por el fiscal Pierrestegui, quien detalló: “En ese rango de horas sucedió todo. Él se retiró caminando del camping por el túnel de salida”.
La detención del sospechoso

Gutiérrez fue detenido el lunes mientras intentaba abandonar la ciudad haciendo dedo sobre la ruta. Al ser interrogado, se mostró evasivo y afirmó no recordar nada. Además, se negó a someterse a pericias psiquiátricas y psicológicas, actitud que el fiscal calificó de “llamativa”.
El detenido entregó el patrón de su celular, y en el dispositivo se encontraron registros de llamadas a Débora en la madrugada del domingo 9 de noviembre, que, según el fiscal, “parecería ser que fueron posteriores a haber cometido el hecho”.
Al momento de su detención, Gutiérrez presentaba lesiones compatibles con rasguños, lo que refuerza la hipótesis de que la víctima se defendió.


