
Las intempestivas renuncias de Guillermo Francos a la Jefatura de Gabinete y de Lisandro Catalán al Ministerio del Interior dieron por terminada una larga secuencia de roces internos, desgastes y tensión que se venían arrastrando desde hace semanas en lo más alto de la Casa Rosada. Y el ascenso del vocero Manuel Adorni al frente de la administración nacional fortalece a la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, en momentos en que Javier Milei define su nuevo esquema de poder para la segunda etapa de su mandato.
Las dimisiones ocurrieron en simultáneo al ingreso de Mauricio Macri a la Quinta de Olivos para cenar unas milanesas que se venían postergando desde hace más de un año. Con la salida de ambos se despeja una de las incógnitas que habían quedado flotando antes del categórico e inesperado triunfo electoral en la provincia de Buenos Aires y en todo el país.

Todavía queda pendiente cuál será el lugar que tendrá Santiago Caputo -que el primer mandatario quiere que asuma un cargo- y los sucesores de Patricia Bullrich en Seguridad, y Luis Petri en Defensa, que se van al Congreso, y Mariano Cúneo Libarona en Justicia. Con la salida de Gerardo Werthein y su reemplazo con Pablo Quirno consumado, emerge un nuevo Gabinete. ¿Acelerará la definición de los cambios? Son respuestas que solo puede dar el Presidente.
El ahora ex jefe de Gabinete venía desgastado y enredado en una competencia interna por conducir la negociación política. Expuso diferencias con Santiago Caputo y terminó incomodando a Karina Milei y su grupo.
Más allá de los pormenores del portazo de Francos y Catalán, el presidente Milei se vio forzado a dar un paso que venía demorando. Nombró en la Jefatura de Gabinete a Adorni, un vocero eficaz, de buena relación con todo el ecosistema libertario y que tiene la diferencia de ser el único integrante del Gabinete que pasó la prueba de las urnas: encabezó en mayo la lista porteña, y le ganó al kirchnerismo y a macrismo al mismo tiempo.
Pero también, su designación fulminante empodera a Karina Milei. Adorni llegó al Gobierno por una decisión del Presidente y rápidamente se encolumnó detrás de la hermana del jefe de Estado. Desde ese lugar, sin embargo, evitó azuzar las internas de palacio, que quedaron expuestas en el tortuoso tránsito electoral, desde antes de la derrota por 14 puntos en provincia de Buenos Aires y de la victoria del domingo pasado, que logró Ushuaia a La Quiaca.

En el entorno de Santiago Caputo solo hubo silencio, mientras esperan que el presidente defina su lugar. Hay posibilidades ciertas de que el asesor e integrante del “Triángulo de Hierro” asuma el Ministerio del Interior, con facultades ampliadas. Sería un movimiento previsible, tanto por los buenos lazos que tiene con los gobernadores, como con los diputados y senadores del difuso “espacio del centro”. En el último tiempo, además, retomó el vínculo con Mauricio Macri.
Con Adorni en la Jefatura de Gabinete y Santiago Caputo en Interior, podría definirse un nuevo equilibrio interno para encarar las negociaciones políticas que exige el ambicioso temario que les compartió el Ejecutivo a los 20 mandatarios provinciales que fueron a la Casa Rosada. Abarca reformas en el ámbito del trabajo, tributario y del Código Penal.
El asesor tiene diálogo, también, con el mundo sindical, que exagerará una oposición a la modernización laboral, aunque todos ya la asumen como inevitable. Su mano estuvo detrás de varias gestiones para apaciguar los ánimos en el edificio de la calle Azopardo.

Hasta ahora, lo que se sabe es que Adorni asume la Jefatura de Gabinete, que en la Secretaría de Comunicación lo reemplaza el discreto Javier Lanari, pero que la Vocería Presidencial quedará, por el momento, vacante. La secretaria de Seguridad, la cordobesa Alejandra Monteoliva sería la sucesora de Bullrich, y una persona de confianza de Luis Petri, lo reemplazaría en Defensa. En Justicia, donde el viceministro Sebastián Amerio viene llevando el día a día de la gestión, no hay una definición.
El presidente tiene por delante decidir la forma y los nombres que tendrá su nuevo equipo de Gobierno, para dejar atrás las intrigas que trabaron la marcha de la administración. Fortalecido por el veredicto de las urnas, en el oficialismo y la oposición, asumen que Milei continuará apostando al diálogo político y al “consenso para las reformas”.
Así se lo transmitió anoche a Mauricio Macri, con una cena y una sobremesa que se acortó por la bomba política que estalló en las redes. Milei le transmitió al “presi” -como lo llama al líder del PRO- su mirada sobre los motivos de la victoria del domingo, los pormenores de la reunión con los gobernadores y el detalle de las reformas que está dispuesto a encarar con una nueva mayoría en el Congreso.
“Ni Macri pidió nada, ni se habló de nombres para el Gabinete”, confesó anoche una fuente interiorizada sobre lo que ocurrió en la Quinta de Olivos.



