
Y Florencia Ibáñez se presentó una vez más ante los fiscales. Esta vez no habló, solo acercó un escrito en el que apuntó, básicamente, a la arrepentida del triple femicidio de Florencio Varela, la mujer que les puso cara y nombre a quienes alquilaron su casa para secuestrar, torturar y asesinar a Lara Gutiérrez, Brenda del Castillo y Morena Verdi. Celeste González Guerrero, también procesada por los homicidios de las chicas de 20 y 15 años.
En el escrito, al que accedió Infobae, Ibáñez rechazó las acusaciones vertidas en su contra por Celeste, en el marco de los señalamientos que la vinculan con la venta de drogas, y contó una escena que vivió sobre la arrepentida el día en que los llevaron a todos a la fiscalía.
El conflicto central que atraviesa la presentación de Ibañez es la disputa sobre la veracidad de los testimonios que la involucran en actividades ilícitas y su eventual relación con los hechos investigados.
“Nunca en mi vida conocí a alguna Fabiana, jamás estuve involucrada en la venta de drogas, que busquen en mi teléfono si tengo contacto con alguna persona con ese nombre, que pidan todas las medidas necesarias para detectar la mentira que está diciendo Celeste”, afirmó Ibáñez en uno de los pasajes del documento.

La presentación también detalla el único encuentro presencial que reconoce haber tenido con González Guerrero. Según su relato, ese día presenció cómo la arrepentida se golpeaba la cabeza contra la pared mientras le gritaba insultos a Miguel Ángel Villanueva Silva, a quien tildaba de traidor y que era su pareja al momento de los arrestos.
En ese contexto, Ibáñez describe haber visto a Víctor Sotacuro Lázaro, su tío. A él Celeste lo señala junto a ‘Pequeño J’, lo individualiza como ‘El Duro’ y lo pone en un rol muy por encima del de mero remisero que abroga el imputado.
En ese contexto, la sobrina del detenido dijo que lo vio pasar frente a Celeste sin que mediara saludo ni contacto visual entre ambos, lo que, a su entender, contradice la versión de la testigo. “Nunca se miraron a la cara y por eso mis abogados van a pedir medidas, porque otra vez Celeste mintió”, sostuvo la acusada, anticipando la estrategia de la defensa para solicitar nuevas medidas de prueba que permitan verificar su versión de los hechos.

Otro de los puntos abordados en el escrito refiere al informe de inteligencia sobre los teléfonos celulares secuestrados en la causa. Ibáñez explica que el número con característica de Perú que aparece vinculado a su línea corresponde a llamadas realizadas por Alex Ydone, su amante y prófugo en la causa. Dijo que se lo usaba cuando se quedaba sin batería en su propio dispositivo.
“No sé quién era, pero creo que podría ser una persona detenida en Perú, que Alex me había dicho que si llamaba cuando no estaban juntos que le diga ‘que después le pasaba la transferencia’ y nada más, después ya dejé de contestar”, aclaró Ibáñez y solicitó que se requieran las escuchas telefónicas para constatar que no mantenía conversaciones con esa persona, sino que solo atendía para transmitir mensajes de Alex.
En el tramo final de su presentación, Ibañez insistió en su desvinculación total de los femicidios y remarcó que, según le informaron sus abogados, su situación encuadra en lo que el derecho penal denomina “error de tipo de hecho vencible”, una figura que refiere a la falta de conocimiento o comprensión sobre un elemento esencial del delito, lo que podría incidir en su responsabilidad penal.

Ese miércoles, Ibáñez, al igual que su tío, Celeste, Villanueva Silva y Ariel Giménez, Maximiliano Andrés Parra, Celeste Magalí González Guerrero, Iara Florencia Ibarra y Matías Agustín Ozorio fueron procesados con prisión preventiva por el secuestro, tortura y asesinato de las tres chicas en el marco de una venganza por el robo de drogas.
