
En el Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa León XIV encabezó este jueves una audiencia con 170 delegados de organizaciones de base de los cinco continentes en el marco del quinto Encuentro Mundial de los Movimientos Populares (EMMP), celebrado en Roma, el pontífice abrió su mensaje expresando: “La tierra, el techo y el trabajo son derechos sagrados por los que vale la pena luchar. Quiero que me oigan, que me escuchen decir: ¡Estoy con ustedes! ¡Estoy con ustedes. El Papa, reafirmando la línea de su predecesor Francisco, remarcó el sentido de las demandas de los excluidos: “Las periferias a menudo invocan justicia y ustedes no gritan por desesperación, sino por deseo: su voz se alza buscando soluciones en una sociedad dominada por sistemas injustos. Y no lo hacen con microprocesadores o biotecnologías, sino desde el nivel más elemental, con la belleza de la artesanía. Y esto es poesía: ustedes son poetas sociales”.
Pontífice también dialogó con 1.500 representantes de los pobres organizados del mundo. Denunció la “cultura del descarte” y las “viejas injusticias” ligadas a la tecnología, la migración y el extractivismo, y llamó a la Iglesia a acompañar sus luchas.
En su intervención, el pontífice defendió la continuidad con Francisco subrayando: “La Iglesia debe estar con ustedes: una Iglesia pobre para los pobres, una Iglesia que se inclina, una Iglesia que asume riesgos, una Iglesia valiente, profética y alegre”. Llamó a mantener el servicio comunitario y el compromiso social por encima del individualismo: “Cuando se crean cooperativas y se genera trabajo para alimentar a los hambrientos, dar cobijo a los sintecho, socorrer a los náufragos, cuidar a los niños, generar empleo, facilitar el acceso a la tierra y construir viviendas, debemos recordar que no estamos haciendo una ideología, sino que estamos viviendo realmente el Evangelio”.
En la audiencia participaron delegados argentinos, dentro de los que se encontraban Alejandro “Peluca” Gramajo, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y miembro del comité organizador.
Gramajo valoró este espacio como parte de la tradición latinoamericana de lucha y continuidad del legado de Francisco. Frente a los delegados de los cinco continentes, el secretario general de la UTEP destacó: “Para nosotros que venimos de Argentina y de América Latina, entendemos los movimientos populares, como bien también lo señalaba el Papa Francisco en su momento, como una estrategia de acumulación de poder de los excluidos, de los trabajadores que no tienen derechos. Es necesario profundizar esa agenda para que los excluidos en el mundo tengan derechos universales garantizados, como es poder tener derecho a la tierra, derecho a un techo para criar a tus hijos y organizar a tu familia, y derecho al trabajo”.

La delegación de la UTEP expresó su homenaje a Francisco durante la sesión. Frente a los asistentes, Guadalupe Sosa, migrante mexicana y vendedora ambulante en Estados Unidos, habló en nombre de los movimientos populares. También participaron Norma Morales y Johana Duarte, dirigentes gremiales de la UTEP.
El encuentro desarrolló sus sesiones en el edificio romano de Spin Time, símbolo de la lucha por la vivienda digna. El sacerdote Mattia Ferrari, coordinador del EMMP, expresó ante la prensa internacional: “Que el Papa León XIV continúe este camino no me sorprende. Es la extensión natural de un Evangelio vivo, que se hace carne en las luchas de los pobres”.
Entre los presentes, figuraron también Marcelo Colombo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, y Emilce Cuda, secretaria de la Comisión Pontificia para América Latina. El cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, afirmó: “Los movimientos populares son protagonistas del cambio social”, mientras el cardenal Baldassare Reina, vicario de Roma, sostuvo: “Dios siempre parte de los pobres y los últimos. Queremos recoger hoy su dolor y hacerlo nuestro”.
Durante su discurso, León XIV también advirtió sobre el nuevo rostro de la injusticia social: “La exclusión se ha convertido en el nuevo rostro de la injusticia social. La brecha entre una pequeña minoría y la gran mayoría se ha ampliado de manera dramática”. En ese sentido, destacó que “los pobres están en el centro del Evangelio” y que la Iglesia acompañará las luchas justas por la tierra, el techo y el trabajo, impulsando que “las semillas de amor que ustedes siembran, pequeñas como las de mostaza, puedan crecer en un mundo más humano para todos”.

El año pasado, en el Vaticano, los movimientos sociales de los cinco continentes estuvieron en la casa del pontífice celebrando el décimo aniversario del Encuentro Mundial de Movimientos Populares con el Papa Francisco.
Una de las últimas acciones del Papa Francisco fue incorporar el Jubileo de los Movimientos Populares al calendario oficial del Año Jubilar.
Los encuentros son motorizados por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral a cargo del cardenal Michael Czerny. Uno de los miembros de ese organismo es el argentino Juan Grabois, quien era amigo personal de Jorge Bergoglio.
Las advertencias de León XIV
El Papa León XIV denunció cómo el progreso a menudo genera “daños colaterales” que sufren los más pobres, como en la crisis climática. Alertó sobre cómo las redes sociales pueden exacerbar la ansiedad en jóvenes pobres ante un “consumo desenfrenado inalcanzable” y criticó la adicción al juego digital y a opioides como el fentanilo, vinculando su proliferación a una industria farmacéutica que carece de “ética global”.

Sobre la migración, afirmó que, si bien los Estados tienen derecho a proteger sus fronteras, esto debe equilibrarse con la obligación moral de dar refugio. Denunció como “graves delitos” el abuso de migrantes vulnerables y las medidas “cada vez más inhumanas” que los tratan como “desechos”. Frente a esto, recordó que el cristianismo pide vivir como hermanos.
Con particular dureza, se refirió al extractivismo ligado a la tecnología: denunció que minerales como el coltán, esencial para nuestros dispositivos, se extraen en países como la RD Congo mediante “violencia paramilitar, trabajo infantil y desplazamiento de poblaciones”. También mencionó el litio, advirtiendo sobre la “grave amenaza” que supone la competencia por su extracción para la soberanía de los estados pobres, citando a empresarios y políticos que “presumen de promover golpes de Estado” para apoderarse del “oro blanco”.
Sobre la migración, afirmó que, si bien los estados tienen derecho a proteger sus fronteras, esto debe equilibrarse con la obligación moral de dar refugio. LEón XIV calificó como “graves delitos” el abuso de migrantes vulnerables y las medidas “cada vez más inhumanas” que los tratan como “desechos”. Frente a esto, recordó que el cristianismo pide vivir como hermanos.

El Papa elogió a los movimientos como “poetas sociales” cuya creatividad artesanal siembra esperanza. Destacó que no gritan por desesperación, sino “por deseo” de soluciones. Citando su exhortación Dilexi te, recordó que, aunque a menudo perseguidos, sus luchas “merecen nuestro aliento”. Afirmó que, ante el vacío dejado por la crisis de los sindicatos y los Estados, los movimientos populares están llamados urgentemente a “colmar ese vacío, iniciando procesos de justicia y solidaridad”. Llamó a la Iglesia a acompañarlos: “La Iglesia debe estar con ustedes: una Iglesia pobre para los pobres, una Iglesia que se inclina, una Iglesia que asume riesgos, una Iglesia valiente, profética y alegre”. Y aseguró: “La Iglesia y yo queremos acompañarles en este camino”.
Alianza global
Durante toda la semana, los participantes compartieron propuestas y resistencias en un contexto de guerra, desigualdad y crisis ecológica. El lema de esta edición, “Organicemos la alianza global”, guio los debates y propósitos del EMMP, que culminarán con la Peregrinación Jubilar de los Pueblos.
En uno de los tramos más salientes de su mensaje, el vocario de Cristo en la Tierra expresó: “Hoy en día, la exclusión se ha convertido en el nuevo rostro de la injusticia social. La brecha entre una “pequeña minoría”, el 1 % de la población, y la gran mayoría se ha ampliado de manera dramática. Esta exclusión representa una novedad que el Papa Francisco ha denunciado como “cultura del descarte”, afirmando con vehemencia que: “Los excluidos no son explotados” sino desechos, sobrantes”.
Y agregó: “Cuando hablamos de exclusión, también nos encontramos ante una paradoja. La falta de tierra, alimentos, vivienda y trabajo digno coexiste con el acceso a las nuevas tecnologías que se difunden por todas partes a través de los mercados globalizados. Los teléfonos móviles, las redes sociales e incluso la inteligencia artificial están al alcance de millones de personas, incluidas aquellas en situación de pobreza. Sin embargo, aunque cada vez más personas tienen acceso a Internet, las necesidades básicas siguen sin satisfacerse. Debemos asegurarnos de que, al satisfacer necesidades más sofisticadas, no descuidemos las fundamentales”.
El Papa León XIV cerró la audiencia apelando a la perseverancia: “Gracias, gracias a todos ustedes. ¡Y sigan adelante en el camino, con alegría y esperanza!”.


