Nínawa Daher: el homenaje en Palermo que unió la estrella vial con el jacarandá, en el día en que hubiera cumplido 46 años

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El 3 de octubre, fecha en la que Ninawa Daher hubiera cumplido 46 años, Palermo fue escenario de un gesto sencillo y contundente

El 3 de octubre, fecha en la que Ninawa Daher hubiera cumplido 46 años, Palermo fue escenario de un gesto sencillo y contundente: vincular la estrella amarilla colocada en 2024 en el Rosedal—símbolo de memoria por las víctimas de siniestros viales— con el jacarandá plantado en su nombre a pocos metros. La intervención artística sobre los tutores del árbol convirtió ese tramo de vereda en un punto de encuentro donde la memoria se hace presente y el legado se proyecta hacia adelante: construir un mundo mejor a partir de un dolor transformado.

La escena tuvo un anclaje claro: tender un puente. Unir la marca del asfalto con el árbol vivo, fue más que una composición estética; fue una forma de coser dos huellas de la Ciudad para que el mensaje perdure. Ese espíritu quedó expresado desde el comienzo, cuando se agradeció la presencia alrededor del jacarandá “que crece como si la Ciudad respirara en su color” y se subrayó el propósito del encuentro: “No venimos solo a inaugurar una intervención artística; venimos a tender un puente… un puente entre aquella estrella y este árbol”.

El homenaje eligió hablar de Nina desde aquello que la definió en vida: palabras que acercan y gestos que hacen lugar. Su recuerdo activa una convicción que ordena el sentido de la acción colectiva: “La inteligencia más alta es el amor puesto en acción”. A partir de esa ética, su madre, Alicia, sostuvo y amplificó un hilo que hoy convoca a la comunidad a unir lo que estaba separado, activar encuentros y abrir caminos para que cada persona sea reconocida en su dignidad.

La memoria se hace presente y el legado se proyecta hacia adelante: construir un mundo mejor a partir de un dolor transformado.

La elección del jacarandá no fue casual. Se lo asumió como símbolo de unión: raíces que sostienen, tronco que conecta y ramas diversas que conviven. La intervención de sus tutores estuvo a cargo de adolescentes y jóvenes del colectivo Cabras Dibujantes (Drawing Goats) junto al artista Juani Art, en una apuesta que celebró la neurodiversidad como potencia creativa y social. El mensaje que atravesó la jornada quedó resumido en una frase que se volvió consigna: “La diferencia no es distancia, es puente posible”.

Hubo, además, una decisión explícita: tomar el legado de Nina y tal como ella decía, “transformar el dolor en amor y el amor en acción”. Que las intervenciones sobre cada tutor funcionen como recordatorio de una práctica concreta: “La belleza se construye cuando nos encontramos… la integración que buscamos no es una consigna: es una práctica cotidiana hecha de miradas que incluyen, palabras que invitan y decisiones que cuidan”.

El mensaje que atravesó la jornada quedó resumido en una frase que se volvió consigna: “la diferencia no es distancia, es puente posible”

El cierre dejó una orientación para el barrio y para la Ciudad: convertir ese jacarandá en punto de encuentro, afirmar que ninguna historia queda afuera y que Buenos Aires puede decirse con más ternura y más justicia. Y también un agradecimiento que anuda memoria y presente: “Gracias, Nina, por el hilo que nos dejaste… gracias a Alicia, a su familia y a la Fundación por enseñarnos a sostenerlo… gracias a quienes crean, acompañan y se animan a cruzar el puente. Especiales gracias a la Comuna 14 que acompaña y ha ofrecido el puente, la vereda y el árbol.

La estrella en la calle —la misma señal con la que la Ciudad recuerda a las víctimas de hechos viales, la causa por la que murió Ninawa— quedó así unida al árbol que lleva su nombre. En el día de su cumpleaños, bajo las flores de octubre, la escena selló una declaración simple y vigente: “Que florezca la unión. Que florezca el amor que integra. Y que el color que vestirá este jacarandá sea la señal de que sí es posible construir un mundo mejor”.

El acto en Palermo fue también una oportunidad para volver a mirar el trabajo de la Fundación Ninawa Daher

Un legado en movimiento

El acto en Palermo fue también una oportunidad para volver a mirar el trabajo de la Fundación Ninawa Daher, creada por su familia para custodiar y expandir ese hilo de amor en acción. Desde hace años, la organización sostiene programas que cruzan accesibilidad cultural, educación y comunidad. Lo hace con una lógica de alianzas que habilitan experiencias concretas en museos, espacios públicos y organizaciones gubernamentales. Audioguias y audiodescripciones reproducciones 3D y mapas hápticos para personas ciegas o con baja visión, señalética accesible y proyectos que acercan el arte y el conocimiento a quienes históricamente quedaron más lejos.

La Fundación impulsa, además, iniciativas educativas —becas, talleres, capacitaciones— junto a universidades y equipos docentes, y teje redes con instituciones culturales y ambientales para que la accesibilidad deje de ser excepción y se convierta en norma. Ese mismo espíritu estuvo presente en Palermo: sumar miradas, abrir puertas, hacer lugar.

La Fundación impulsa, además, iniciativas educativas —becas, talleres, capacitaciones— junto a universidades y equipos docentes, y teje redes con instituciones culturales y ambientales para que la accesibilidad deje de ser excepción y se convierta en norma

Del símbolo al trabajo cotidiano

Si la estrella vial reclama memoria, prevención, ley, justicia y educación, y el jacarandá recuerda que la vida insiste en crecer, unir ambos elementos en un mismo punto de la Ciudad funciona como recordatorio permanente. No es una obra efímera: es una invitación a sostener el puente todos los días, en cada gesto, en cada decisión que evita una tragedia, en cada política pública que cuida.

En ese sentido, el homenaje no se agotó en la ceremonia. Quedó instalado en la vereda un signo de presente y futuro: un árbol que seguirá floreciendo y una comunidad que promete volver a encontrarse bajo su sombra para seguir trabajando —con el legado de Ninawa como guía— por una ciudad más justa, inclusiva y amorosa.

Con el legado de Ninawa como guía, por una ciudad más justa, inclusiva y amorosa (Fotos: Fundación Ninawa Daher)